Siete veces, siete cuernos

Que tire la primera piedra al que no lo han engañado. Así sea la primera vez o la número n, que te han roto el corazón y decorado la cabeza, sin necesidad de ir a tu estilista preferido, siempre duele, nos bajonea y nos pone al ánimo al nivel sub suelo.

La primera vez que me di cuenta que me engañaban, porque el engañado es el último en enterarse, tuve un sueño, había siete gatos y adivinen, sí, me engaño con siete, sí con siete.

Pero no veamos solo el lado deprimente de la traición, desarrolla tu sexto sentido, lo hace mucho más agudo y ahora te das cuenta se cosas como:

1. De pronto sus profesores se volvieron locos maniáticos y le dejan toneladas de trabajos grupales. Que para casualidad siempre son los fines de semana.

2. Ahora su teléfono tiene clave y mil aplicaciones de seguridad, cuando apenas la semana pasada tú revisabas las fotos sin ningún problema.

3. Deja de enviarte esos mensajes cursis con los que te despertaba cuando aún querías babear la almohada.

4. Cada vez hablan menos por teléfono, las llamadas con más cortas y de casualidad siempre tiene visita en casa, está en reunión o trabajando.

5. Ya no te avisa para ir a la reunión con sus amigos, los que detestas porque sabes que ellos lo llevan de bares, pero aun así les sonreías.

6. No contesta las llamadas de números que no tiene guardados cuando está a tu lado y cuando preguntas, por qué dirá: No quiero que nadie interrumpa nuestro tiempo juntos. Sí claro.

7. Y por último y más importante tus amigas, las que saben que te están decorando, se callan cuando llegas o empiezan a hablar de cosas que jamás conversan, como las tareas de la universidad o el trabajo que quedo para hacer en casa, empiezan a mirarte con pena, te invitan a salir, empiezan a decir lo grandiosa que eres y lo de todos los defectos del decorador; como preparándote para el día que te das cuenta que la cabeza empieza a pesar y no es por el cabello.